Llueve y eso me hace sentir más acompañada.
No sé porqué mi cuerpo no recuerda los eventos como este para adormecer el dolor de dolores pasados.
Es como si cada vez que esto sucediera, fuera más doloroso, como si no aprendiera a dejar de sufrir.
Me siento como un bebé con pena, una tristeza más profunda y confusa en su fondo que un pozo, y como nadie la entiende, nadie le puede acompañar. Es el bebé en su mundo con su dolor.
Volveré a enamorarme de la soledad, a generar capas gruesas de dolor frío, me tornaré arisca a los besos y a las caricias y sólo volveré a los recuerdos para convencerme de no creer de nuevo.
Yo también sé lo que viene.
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Hace 7 años
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