Aprendí a amarte, me enseñaste a hacerlo.
Con tu paciencia, con el brillo de tus ojitos eternos.
Amormío, yo no te cambio por nada, eres la magia de todos los días.
Mi dulce beso, contigo ya no estoy sola,
esto que siento me lo produce tu pura esencia divina.
Te amo, no preguntes nada. No sé cómo, cuándo ni dónde, los porqué no dicen nada, y nada importa.
Ahora eres el mar llenando lo que un día fue abismo, suavizando las heridas y besando cada rincón con ese amor tuyo tan mágicamente sosegado.
¡Tú no sabes cómo esto me eleva!
Esto desafía mi condición humana,
me hace reír y llorar a la vez.
Las palabras no me bastan, los colores no me bastan, los sonidos no me bastan.
Nada me basta y sin embargo tú me llenas.
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Hace 7 años
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