Mi guagüita chiquitita!
Reviso fotos y no dejo de impresionarme por todo lo que has crecido y cambiado y mutado, y cómo aprendes tan rápido.
¡Gracias, gracias, gracias! ¡Cómo te explico mi felicidad, la emoción de recorrer el tiempo y el espacio en tu compañía!
Usas mis palabras "¿viste?", me explicas "por eso", bailas, haces muecas, tomas cosas, corres lejos y me llenas de besos. Con tu padre, las risas... "llora papi", "soy peluche araña", "yo puedo solita"
Yo también estoy aprendiendo a ser mamá. Aún tenemos muchas cosas que aprender, también cargamos con nuestras heridas al criar, y a ti que llevas tan poco en este mundo, a veces las emociones te desbordan, te hundes en las palabras y no encuentras salida, pero ahí está mi mano y la de tu padre, te las extendimos y tus lágrimas se calman.
Eres un huracán de ternura, un olor dulce que llena todos los espacios, una manito exploradora y unos ojos inquietos que se toman su tiempo para examinar cada detalle de este mundo confuso, sonoro, visual, que se construye y se destruye permanentemente. Contigo no importa a dónde vamos, porque vamos juntos, una en el corazón de la otra, uno en el corazón del otro.