jueves, 19 de marzo de 2020

Crónica de un estallido I: El 18-O

Es difícil resumir todo después de varios meses, sin embargo, la memoria es frágil y prefiero atesorarlo desde mis palabras. Creo que han sido días intensos, en los que es importante no olvidar.
El futuro se construye todos los días con las decisiones que tomamos, y para eso es importante saber qué pasó.

Todo comenzó un viernes 4 de octubre, cuando se anunció el alza del pasaje de transporte público en $30. Para el día lunes 7, estudiantes secundarios vestidos con sus uniformes saltaban el metro, para evadir el pasaje; "Evadir, no pagar, otra forma de luchar". Varios metros tuvieron que cerrar por intensas manifestaciones, y si bien se generaron grupos a favor y en contra de este movimiento, la movilización se mantuvo y fue escalando en adherentes.

Cabe mencionar que el precio del pasaje de transporte público es uno de los más caros del mundo, a la altura de países ricos, pero con una calidad deplorable. El gasto mensual equivale a aproximadamente un 15% del sueldo mínimo.

El día 8 de octubre, el ministro de Economía, Juan Fontaine señaló en los medios que, para aliviar el alza de las familias, podrían levantarse más temprano, considerando que más temprano hay una tarifa más baja. Sin embargo, la gente ya se levantaba temprano. Santiago es una ciudad grande, en la que los sectores populares se levantan a las 5 de la mañana para llegar a las 8 al trabajo, por las largas distancias a recorrer y los embotellamientos que se generan por la mala infraestructura vial de la ciudad. Por lo que fue tomado como una burla. Al igual que el comentario del ministro Felipe Larraín ese mismo 8 de octubre, que recomendó comprar flores, en el contexto de las cifras del IPC, que evidenciaban un estancamiento económico.

El día 14 de octubre fuimos a ver la película El Joker, estrenada hace pocos días. Esta nueva versión fue protagonizada por Joaquín Phoenix, y terminaría ganando un Oscar por "mejor actor". En la película, la escena clímax se desarrolla cuando Arthur Fleck pregunta "¿Qué te parece un último chiste, Murray? ¿Qué ocurre cuando te cruzas con un solitario enfermo mental al que el sistema ha abandonado y le tratas como si fuera basura? [Murray en ese momento no le está escuchando.] Lo que pasa es que obtienes lo que te mereces.", aludiendo al desastre de los problemas psicológicos y el abandono social.
La sala estaba llena ese día.

El día 17 de octubre el presidente de Metro, Clemente Pérez, dio una entrevista en la televisión abierta, sellando la frase de oro "Cabros esto no prendió", instando a los estudiantes a detener las movilizaciones considerando que no estaban logrando apoyo ciudadano.

Para el día 18 de octubre gran cantidad de gente se había sumado y las revueltas callejeras, los cacerolazos, las calles rayadas, nos hacían mirar con esperanza el futuro. Esa noche fue caótica, se incendiaron líneas del metro, y parecía que la columna vertebral de Santiago ardía.

Mientras tanto, Piñera fue fotografiado en una pizzería de Vitacura, celebrando el cumpleaños de su nieto. Así es, mientras se incendiaba el país, él comía pizza, lo que encendió aún más el fuego.

El día 19 de octubre, el presidente Piñera llamó a estado de emergencia, sacando a los militares a las calles para imponer toque de queda e intentar mantener el orden público en un escenario de clara disconformidad ciudadana. Tras este anuncio, al día siguiente gritábamos pidiendo la remoción del presidente, autonomía ciudadana, participación, distribución económica. Los días se sucedieron con grandes enfrentamiento en las calles, el toque de queda se impuso a punta de armas en las calles, pero con bastante resistencia y barricadas.

De a poco nos fuimos involucrando, evadir fue difícil para nosotros, pero salimos a las calles con nuestras ollas, gritamos todo lo que pudimos, y mientras los militares estuvieron en las calles, salimos a enfrentarlos, "el problema no es con ustedes" les dijimos varias veces, "váyanse por favor", pero tras retroceder unos pasos, nos enfrentamos al lanzamiento de una lacrimógena que nos pasó por el hombro y decidimos desistir.

Bajo el eslogan "basta de abusos", el día 25 de octubre se llenaron las grandes alamedas con la marcha del millón, una de las marchas, hasta entonces, más masivas de la historia chilena.

El modelo neoliberal  implantado tras el golpe de Estado e instauración de la dictadura en 1973, nos dejó un escenario desolador, marcado por tremendas desigualdades que arrastramos años, hasta que la subida del pasaje $30 fue la gota que rebasó el vaso.

Durante los días de revuelta, al caer la noche la venganza se hizo colectiva; saquearon farmacias, supermercados, negocios, todo se salió de las manos, entre barricadas hubo grupos que repartieron el botín mezclado con aquellos que buscaban acaparar.

Noviembre fue agitado, después de ese viernes 18 de octubre, todos los viernes se convocó a marchas masivas, y para evitar la represión policial que buscaba disuadir a los manifestantes, surgió el grupo de primera línea, la que se mantuvo hasta los últimos días de protesta callejera.

La primera línea fue un grupo de manifestantes que decidieron fabricar escudos y encapucharse para luchar cuerpo a cuerpo con la fuerza policial, y de esa forma proteger la integridad del grupo de manifestantes. Esto surgió tras estrategias policiales represivas que usaron balines de goma para dispersar a las personas, los que, intencionada o in-intencionadamente, lesionaron los globos oculares de un total de 360 personas, incluyendo casos de ceguera, pérdida del globo ocular, traumatismos y otro tipo de heridas en el rosto.

Días más tarde, estudios de diversas universidades examinó la composición de estos balines, y se pudo comprobar que no estaban compuestos de goma, sino de plomo.

El caso de Gustavo Gatica conmocionó a la prensa y a la sociedad; perdió sus dos ojos tras recibir dos balines en sus ojos. A pesar de recibir asistencia inmediata, perdió completamente la vista y meses más tarde los culpables fueron identificados tras ser difundidos videos del día 8 de noviembre, donde se evidenció con claridad el momento en que le dispararon, sin ninguna provocación directa.

Respecto a la marcha del millón, estuvimos ahí. Las veces que marché siendo secundaria, llegaba a Plaza Baquedano y desde ahí caminábamos por toda la Alameda, pasando por La Moneda, hasta los Héroes, donde solía terminar. Ese día había tanta gente que avanzamos hasta metro Católica y luego se empezó a llenar de un modo tal, que no pudimos sino retroceder hacia abajo. Lo reconozco, tenía miedo, había visto gente en las calles con sangre, el olor a lacrimógena y esa sensación de indefensión me hacían sentir pequeña, pero ahí estaba, paranoica, mirando a todos lados, dispuesta a esquivar cualquier balín o lacrimógena, no sin temor.

Muchos pensaron que durante diciembre se paralizarían las manifestaciones tras el acuerdo por una nueva constitución el 15 de noviembre, sin embargo, la cantidad de heridos en las manifestaciones no permitía detenerse, porque además, los procedimientos policiales se mantuvieron.

Se realizaron dos informes de organizaciones de derechos humanos, haciendo recomendaciones al gobierno para reformar la policía y acabar con las violaciones sistemáticas a derechos humanos que se estaban realizando entonces, sumado a que, además de los ojos perdidos, manifestantes denunciaron a las policías por abusos, tocaciones y humillaciones en los procedimientos realizados.

Por esto, desde la oposición al gobierno, se levantaron dos acusaciones constitucionales para remover del cargo a los primos Piñera y a Chadwick, el presidente y el ministro del interior. Chadwick fue removido dos días antes de la presentación de la acusación (28 y 30 de octubre), la cual fue aceptada, inhabilitándolo para ejercer cargos públicos durante 5 años. Se aceptó esta acusación para no remover a Piñera, el cual se mantuvo operando del mismo modo errático como lo había hecho hasta entonces.

Las manifestaciones se mantuvieron principalmente por la falta de justicia, y para poder evidenciar que el descontento e inconformidad respecto al manejo del conflicto social, Plaza Baquedano pasó a llamarse Plaza Dignidad. Aquí se mantuvieron los manifestantes, defendidos por la primera línea, a fin de pedir justicia por los casos de violaciones a los derechos humanos.

Se definió para el 26 de abril la realización de un plebiscito en el que se aprobara o rechazara la elaboración de una nueva constitución, la cual tendría dos alternativas para su realización: convención mixta (mitad parlamentarios, mitad ciudadanos) o convención constituyente (totalidad ciudadanos) para la redacción de la nueva carta magna del país.

Olvidé mencionar que ese año hubo Teletón, pero debió ser postergada para el 3 y 4 de abril del 2020 producto del contexto social. Nada pudo ser "normal". El año nuevo también fue distinto ese año, solía haber fuegos de artificio en las ciudades grandes del país, convocando a las personas a darse un gran abrazo, con show musical incluido. Sin embargo, ese año se cancelaron casi todas las celebraciones masivas para evitar disturbios, y la gente optó por ser más austera en los gastos. En Santiago, un clásico como los fuegos artificiales de la Torre Entel fueron cancelados entre otros tantos shows.

La situación económica del país se venía compleja, la tasa de desempleo ya era alta, al igual que el descontento. Con el estallido social, el caos y el desorden se tomaron las calles y diversos grupos delictuales aprovecharon el escenario para dominar las calles. Aumentó la cantidad de saqueos y asaltos. Sin embargo, los manifestantes nunca fueron delincuentes, y para año nuevo una gran cantidad se reunió en Plaza de la Dignidad y con fuegos artificiales adquiridos en el mercado negro, se cerró el año con la esperanza intacta.

Nosotros fuimos a Valparaíso, donde no se cancelaron los fuegos artificiales, ya que estaban contratados de forma previa al estallido social, sin embargo, en la Plaza Victoria se convocó a reunión y hubo desórdenes callejeros durante toda la noche.





La imagen que le va a pesar a Piñera y a Carabineros. Es Gustavo ...